Psicología en el deporte
Equilibrio mente-cuerpo
El entrenamiento mental y psicológico es tan importante como la preparación física a la hora de enfrentar un reto deportivo. Esto se debe a que la mente es parte fundamental del organismo y es un aspecto clave a la hora de mejorar resultados y establecer límites.
El entrenamiento mental consiste en la aplicación de habilidades, técnicas y métodos psicológicos con la finalidad de optimizar el rendimiento deportivo.
Algunos de sus beneficios:
- Control de ansiedad pre y post-competitiva
- Mejorar la autoconfianza
- Mejorar la concentración
- Aumentar la motivación
- Transformar pensamientos y actitudes negativas en patrones de comportamiento positivo
- Ayuda a definir objetivos realistas y a planificarlos o corto, medio y largo plazo
- Ayuda a superar experiencias deportivas negativas o traumáticas.
Autoconfianza: Es un estado interno de fortaleza psicológica, implica un conocimiento real ya sea de la dificultad del objetivo como de los recursos propios, reconociendo las posibilidades reales que tiene para lograrlo. También es consciente de las dificultades que podrían impedirlo, y por lo tanto de las conductas que, en ese caso, podría utilizar para neutralizar en lo posible tales dificultades.
Concentración: pone el foco en una tarea concreta, supone el control de forma efectiva de la amplitud y dirección de la atención. Conecta el cuerpo con la mente, centrados en el momento presente, permite acomodarse a la circunstancia.
Motivación: contribuye a favorecer el rendimiento y el bienestar. Es casi imposible dar el máximo de uno mismo sin estar motivado. Entre los factores que inciden se encuentran los resultados deportivos y la propuesta de objetivos muy altos
Ansiedad: al igual que el estrés es una reacción emocional que se manifiesta de diferentes maneras. La ansiedad tiene un lado mental y otro lado físico, por lo que de no aprender a controlarla se establece un círculo vicioso. Durante las 24 horas anteriores a una competición se puede dar la ansiedad precompetitiva. Esto está directamente relacionado con la precepción que tiene el deportista de sí mismo (habilidades y destrezas) y las demandas del ambiente deportivo. Cuando las demandas percibidas están equilibradas con las capacidades percibidas, se experimenta un estado óptimo de alerta/vigilancia.
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